Nuestro Legado

Pasear el siglo XIX por las conocidas calles algecireñas del barrio San Isidro: Matadero, Buen Aire, San Antonio, Los Guardas, Monterero, Gloria y otras forjadas de recuerdos y nostalgias, nos lleva a los fidedignos que conocieron a través de sus eruditos, la tradición oral que vivieron en sus propias carnes, siendo testigos de un acento especial (nunca mejor dicho) de esos iluminados fuegos encendios que a grito primitivo partió el corazón de los sentimientos en esos círculos de la preñez litúrgica de los jadeantes tictac de martillos, pasando por las fiestas de los patios y las casas puertas, donde veíamos la madre que amamantaba al hijo de sus entrañas que sería, encaminado en su día para ser rociado con las aguas de la pila bautismal de nuestra Parroquia Mayor.
A esta, vino a sumarse, a principios de este mencionado siglo, el jerezano Manuel Soto y su esposa Gertrudis Leal. Este, fue un cantaor de unos atributos excelentes en los estilos por "Toná", así nos los describe Don Antonio Machado y Álvarez (Demófilo) en la nomina de cantaores publicada en la "Colección de Cante Flamenco" en el año 1881. Manuel descendiente de esa calenda de los Cantoral. la que patriarcaba el legendario Tío Perico, quien fue contemporáneo de Tío Luis el de la Juliana, ambos fueron los cantaores más primitivos de los que se tienen noticias en toda la geografía andaluza.
Del matrimonio, antes mencionado : Manuel Solo y Gertrudias Leal, nacería Manuel Soto Leal, que contraería matrimonio en la Parroquia de Ntra, Sra, de la Palma el día 29 de Marzo de 1812 con Luisa Arroyo de Roxas y quienes engendrarían siete hijos : Gertrudis 1813, Juan 1819, Pedro 1821, Manuel 1823, Ramón 1826, Cristobal y Mª del Rosario (gemelos) 1828. Siendo el más destacado en cuanto al cante, Juan Soto Arroyo, que se casó con Gabriela Montero Cortés un 30 de Noviembre de 1836 y al que se le atribuyó un estilo de siguiriya que luego divulgarían extraños y familiares entre ellos su hijos Juan Luis Soto Montero 1846, más conocido por El Torre, sobrenombre que le recayó por haber trabajado de guarda en un cortijo del monte de La Torre, propiedad de la familia Larios, apodo que continuaron algunos de sus hijos y que hizo grande en el mundo del flamenco su primogénito Manuel Soto Loreto 1978-1933 (Manuel Torre), al que definió para la posteridad el poeta granadino Federico García Lorca : "Es el tronco de Faraón y el hombre con más cultura en la sangre", toda una columna para esta bella música.
Otro hermano de Juan Luis destacado en el cante fue: Gabriel "El Gallo" y de quién a su vez, muchos de sus nietos heredaron aquellos arcaicos sones como fue los recordados hijos de Tío Cafetera, Manuel 1907, Juan Metales 1910, Gabriela 1913, llegando a los hijos de estos cuyó nombre son: Mangüe, Mateo, José y Angoli.
Las Tonás y los Romances, dos primitivos acordes que dieron origen y formación a los cantes flamencos, fueron los más interpretados en la familia de los Arroyos, segundo apellido de esta estirpe, donde destacó el mítico cantaor algecireño Salvador Arroyo Montoya que vendría al mundo un 28 de Marzo de 1799.
A esta antigua saga pertenecían José Ruiz Arroyo (Corruco de Algeciras), 3-1-1910, que fue nieto de Cristobal Arroyo un gitano de San Roque perteneciente a esta familia de la que era rama Manuel Arroyo Jiménez (Tío Mollino), 28-6-1913, aquel que nos envolvió en los sonidos arcaicos de estos antepasados, así como tambien lo fue su hermano Roque. A esta tambien pertenece el bailaor Salvador Flores Montoya (Salvorito), hijo del afamado tratante de ganado Salvador Flores Arroyo.
Respecto al oficio de Cúchares (tauromaquía), al que seguidamente doy paso, nos adentramos con el remoto y afamado picador Rafael Arroyo (Marchería) 1862 que perteneció a la cuadrilla de Diego Rodas (Morenito de Algeciras), Bomba y El Papa Negro; seguido de los artífices de la franela y los palos como fueron: Vicente El Trola, Salvador Flores Arroyo (Jaspe), o el desaparecido Juanete que acompañaría a un elenco de toreros e inmortalizaría para la historia de la comarca del Campo de Gibraltar e óleo el Padre Cruceyra, a todos estos se les une el recientemente fallecido mono sabio Paco Marchería o el mismísimo Tití o Pilindra, Francisco Fernández Arroyo.

Publicado en la Revista Cultural y Literaria.
"Sociedad Casino de Algeciras". Diciembre 2000.

Propiedad del autor Manuel Flores Narváez
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